Medicina
Estética

El acné puede ser el resultado del exceso de sebo y poros obstruidos. Los médicos no saben con seguridad por qué algunas personas sufren de acné y otras no, pero las investigaciones sugieren que quizás tenga que ver con los niveles hormonales.

El acné suele ser más común en los adultos jóvenes, cuyos niveles hormonales van en aumento, y aproximadamente el 80 % de las personas sufrirán una crisis de acné antes de cumplir 30 años. Suele ser menos común adultos de más edad, cuyos niveles hormonales son más estables. El estrés puede tener efecto sobre las hormonas, así que también puede contribuir al desarrollo del acné, pero hasta el momento no hay evidencia de que factores como el estrés, la alimentación o el maquillaje ligero tengan relación con el acné. Si tienes acné, lava tu rostro con un limpiador suave no más de dos veces al día, evita frotarte con fuerza, no uses exfoliante y no toques las zonas afectadas.

Puesto que el daño solar incrementa el riesgo del cáncer de la piel, así como todo tipo de problemas, desde arrugas hasta manchas oscuras, es esencial aplicar protector solar todos los días. Elige un protector solar de amplio espectro con un factor de protección de por lo menos (SPF) 15. Más allá del protector solar, solo necesitas unos cuantos minutos cada mañana y cada noche para cumplir con lo más básico: lavarte con un limpiador suave y aplicarte un humectante en el rostro y en el cuello.

Las arrugas son el resultado natural del envejecimiento, pero puedes retrasar su aparición o minimizar su aspecto. Para ello, evita exponerte al sol, usa protector solar todos los días y usa productos para la piel con ingredientes como antioxidantes y retinoides que pueden reducir las arrugas y líneas de expresión.

La exposición a los rayos UV y los cambios hormonales pueden causar las manchas oscuras. Puedes prevenir la aparición de nuevas manchas oscuras evitando el sol y usando protector solar. La exfoliación o el uso de medicamentos recetados pueden ayudarte a tratar las manchas oscuras existentes. Algunos correctores de manchas oscuras o humectantes también pueden contribuir con el paso del tiempo. Recuerda elegir productos formulados para tu tipo de piel.

La piel tiende a lucir arrugada y flácida a medida que pierde colágeno y elasticidad. Si la cuidas y te concentras en la prevención, puedes minimizar estos efectos. Aplica un protector solar de amplio espectro todos los días y considera el uso de cremas para los ojos y otros productos tópicos que contengan ingredientes como retinoides y antioxidantes que pueden ayudarte a mejorar el aspecto de las arrugas y la piel floja.

¡Trátala con cariño! Si tienes la piel sensible, lávala siempre con delicadeza y nunca uses limpiadores agresivos. Evita los productos que contengan sustancias irritantes. Busca productos específicamente identificados como para piel sensible.

A veces no hay manera de saberlo sin probarlo. Sin embargo, por lo general puedes hacerte una buena idea estudiando la etiqueta del producto y la lista de sus ingredientes. Para una mayor probabilidad de que no te irriten la piel, busca productos sin fragancia, con muy poco o ningún contenido de alcohol, e identificados como “aptos para piel sensible”.

En pocas palabras, ¡sí! Si te importa tu piel, el uso de un protector solar de amplio espectro con un factor de protección de por lo menos SPF 15 es lo mejor que puedes hacer para protegerla. El protector solar contribuye a disminuir el riesgo de cáncer de la piel y otros efectos negativos como arrugas, líneas de expresión, pecas y piel cetrina.

El tono de piel desigual es producto de una distribución desigual de la pigmentación. La exposición al sol y los cambios hormonales también pueden contribuir a este problema. Algunos sérums, cremas o humectantes, en particular los que contienen vitamina C, pueden ayudarte a unificar tu tono de piel. También es posible que el tono de piel desigual se deba a la acumulación de células muertas. De ser tu caso, una manera muy sencilla de unificar el tono de piel es recurriendo a la exfoliación diaria o cada dos días.

Típicamente, la piel se puede clasificar como normal, grasa, seca y sensible. Si tienes piel mixta significa que tu piel corresponde a un tipo en cierta zona y a otro tipo en otra zona (por ejemplo, grasa en la zona T pero normal en el resto del rostro). Tu tipo de piel puede cambiar con el tiempo, y también por efecto de factores como las hormonas, los medicamentos o tu alimentación. Para hacerte una buena idea de tu tipo de piel, lávala delicadamente y no apliques ningún producto durante varias horas, luego examínala muy de cerca para observar las distintas zonas.

Tú eres quien mejor conoce tu piel. Lo mejor que puedes hacer para diseñar una rutina que deje tu piel sintiéndose sana, rejuvenecida y vibrante por muchos años es prestar atención a su aspecto, tacto y comportamiento en el día a día, así como a su reacción a distintos tipos de productos para el cuidado de la piel.